El Parque Nacional de Zhangjiajie, en la provincia de Hunan (centro de China), es famoso por sus espectaculares formaciones rocosas verticales que, en combinación con los cursos fluviales, profundos cañones y cuevas y abundante vegetación “colgante” y fauna, configuran un perfecto ejemplo del arquetípico paisajismo clásico chino, fuente de inspiración de pintores, filósofos y poetas clásicos.
Este paisajismo dispone de otros grandes “templos” distribuidos por todo el país, cada uno de los cuales exhibe una personalidad peculiar, relacionada con la cultura del té (Wuyishan), la peregrinación religiosa (Taishan, Emeishan) o la singularidad geológica (Huangshan, Guilin-Yangshuo, Jiuzhaigou, Huanglong, Changbaishan).
En el caso de Zhangjiajie, su atractivo deriva de sus singulares pilares de piedra recubiertas de pinos, arbustos y otra vegetación, fuente de inspiración (aunque no única) de los famosos paisajes de la región “Hallelujah” de la película “Avatar”, algo que revindican (con indisimulado interés turístico) los gestores del parque.
A pesar de su aspecto, no se trata de rocas “kársticas” (piedra caliza), resultado de procesos físicoquímicos, como en las famosas formaciones montañosas de las provincias sureñas de Guangxi o Guizhou, sino de montañas de piedra arenisca y cuarzo (más corriente) resultado de la erosión del viento y el hielo
En cualquier caso, los pilares de Hallelujah, que se encuentran en una de las áreas escénicas (Yuanjiajie) del extenso parque, no son la única atracción de esta maravilla de la naturaleza.
Así, el Área de la Montaña Tianzi, en el norte, ofrece una visión completa del parque desde su espectacular balcón de vidrio, además de una entretenida ascensión por sus paredes verticales, aliñadas con cuevas, oquedades y pequeños templos.
El Área del Valle Suoxi ofrece un entretenido recorrido en rafting de varios quilómetros entre paredes verticales de roca, des de la entrada este (Wulingyuan). Esta zona también incluye un recorrido por la Cueva del Dragón Amarillo, una de las más largas de China.
Finalmente, el Área del Gran Cañón, situado a unos 40 kilómetros al este de la entrada de Wulingyuan, proporciona la atracción más famosa de la zona en los últimos años, el vertiginoso (o mareante, según las sensibilidades), gran Puente de Cristal, colgado entre dos altos pilares de roca, cuya superficie permite observar, suciedad mediante, la fascinante caída vertical de 300 metros. El puente, inaugurado en 2016, es el mayor del mundo (el más largo, 450 metros, y el más largo) en su género.
No hay que dejarse engañar por Zhangjiajie, sobre todo si uno es viajero primerizo y no ha visitado todavía ningún gran parque chino. El parque está pensado según las claves del turismo local familiar, y no para el senderismo o el trekking, por lo que, todo está acotado, allanado y regulado y, a pesar de que hay más senderos que en otros parques (Huangshan o Jiuzhaigou, por ejemplo), algunos muy poco concurridos (como el que atraviesa, por debajo, el citado Hallelujah) hay abundancia de escaleras, teleféricos, pavimento, balcones e incluso ¡un ascensor! (rareza –y sacrilegio para los puristas del senderismo- que se ubica en la zona de los Cien Dragones, en Yuanjiajie, no lejos de los pilares de Hallelujah.
Sin embargo, el pasaje y la naturaleza son tan apabullantes que te permiten soportar el tradicional apabullamiento de turistas (chinos y no chinos) en los grandes “hits” del parque que los viajeros más expertos ya conocen. En todo caso, el cuidado y la organización (y el dinero de las entradas: 245 CNY, unos 30 euros, por persona para 4 días, teleféricos, ascensores, gran puente y barcos aparte) mantienen Zhangjiajie con merecimiento en la lista de patrimonio natural de la Unesco.